8.5 sobre 10
SUSPIRIA (1977).
GOBLIN.
Extraordinario
comienzo de una cinta terrorífica, artística, barroca e intensísima. La
partitura, compuesta por el intermitente grupo de rock progresivo Goblin y
orientada bajo la participación importante de Argento, se mantiene en una clara
estructura dual con el tema principal, por un lado y siempre asociado al mal
(aeróbicamente tenso, como si de una daga afilada que penetra en la carne
lentamente se tratara) y, por otro, las piezas experimentales y atonales que
los músicos aplican para crear una atmósfera dramática y agobiante.
Precisamente, con la multitud de formas presentadas en el inicio de la obra,
los compositores, mezclando todo tipo de registros que luego irán planteando de
manera más discreta, alardean de una introducción arrolladora tal y como se le
presenta a la joven asesinada, justo en esos momentos, la situación de apuro y
horror que terminará con su vida. Gran inicio que abre las puertas a una
película insuperable.
Ya
la llegada de Suzy al aeropuerto, escuchándose la música sólo cuando las
puertas se abren al temporal exterior, nos habla de la proximidad de la joven
al horror. El tema principal nace de las entrañas de éste, del interior del mal
como ejerciendo de potente imán que atrae pausada y rítmicamente a la víctima.
Es el comienzo y la llegada de la muchacha, como bien practican también
compositores y director en la escena del músico ciego, cuando suena el tema
principal de nuevo antes de ser asesinado, cual víctima de nuevo adentrándose en
el terror. Este efecto y aplicación los hemos escuchado, por segunda vez y
entre los dos instantes ahora mencionados, cuando la joven Suzy camina por los
pasillos fantásticos de la escuela, antes de ser internada en ella, igualmente
como situación de imán de la mansión encantada para con la chica. Como vemos,
las intenciones de la partitura vuelan muy, muy lejos bajo esa inquieta,
incómoda y artística capa de sonidos ‘’infectados’’, sangrientos y, si nos
fijamos, siempre punzantes y percusivos, como lo son las armas con las que van
muriendo todos los personajes (desde el maléfico cuchillo inicial, los
cristales, los colmillos…). Una asociación terror-percusión siempre eleva el
nivel de impresión al espectador y si las notas son registradas, como en
‘’Suspiria’’, intencionadamente en tonos agudos, la sensación de angustia
experimenta un nivel máximo. El buzuki, instrumento de cuerda pulsada de la
familia del laúd, que Argento descubrió y adquirió en un viaje próximo a Atenas
y que Goblin incorporó a la composición, ejerce absolutamente como eje central
de toda la sonoridad.
Los
detalles en ‘’Suspiria’’ son magníficos y crecen a medida que la cinta avanza.
Muerte de Sarah, la compañera de Suzy con la que compartía muchas de las
inquietudes y miedos en la academia de danza. Suena de nuevo, en el mismo
sentido descrito con las víctimas anteriores, el tema principal. Más allá de la
melodía bien definida, la secuencia es asombrosa. La música tiene una
influencia sobre la película, marcada en este instante más que en ningún otro,
incuestionable y proyectándonos más lejos, en autores y producciones
posteriores de la talla de John Carpenter o, incluso, el gran Stanley Kubrick y
su ‘’Resplandor’’. La escena, sin lugar a dudas, es fuente de inspiración para
la famosa cinta de terror del director de ‘’2001: una odisea en el espacio’’,
cuando Jack Torrance rompe con su hacha la puerta del baño en busca de su
mujer. Los paralelismos son inauditos y el trabajo de la partitura, indudable
punto de partida para los minutos en los que mejor insertó Kubrick su música no
original en ‘’El resplandor’’. Previo a la secuencia, Goblin muestra su fuerza
en una imagen maravillosa: la cámara, desde lo alto, muestra la forja de una
barandilla en forma de tridente amenazante hacia la figura hermosa de las dos
jóvenes bañándose en la piscina. Los sonidos aparecen y reflejan una relación
con el resto de la obra musical de gran nivel pudiéndose, en cualquier instante de la
escucha del tema, insertar las notas melódicas del tema principal: la relación
interna de composición entre toda la partitura es evidente.
El
final combina todo lo anterior. Suzy va hacia la boca misma del mal y el tema
principal, variado deliciosamente en el instante en que la joven gira el lirio
azul y se interna en el túnel, va creciendo poderosamente. Con influencias de
la música de ‘’La profecía’’ y ‘’El exorcista’’, se culmina así una partitura
sobresaliente, íntegra, fortísima y con un resultado final muy estudiado y
digno de tener entre los mejores del cine de terror de todos los tiempos.
A TENER EN CUENTA: partitura compleja y difícil de escuchar, con un tema principal melódicamente compuesto que sustenta al resto de sonoridades experimentales y descriptivas.
Antonio Miranda. Marzo 2016.
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