LA HIJA DE RYAN- Maurice Jarre/D. Lean

 


10 sobre 10

RYAN'S DAUGHTER (19

Maurice Jarre: genialidad y elegancia desbordando cualquier lógica artística. Siempre.

La hija de Ryan supone en la carrera del artista francés una pequeña muestra, casi hasta humilde podría decir, de su ingente producción intelectual al servicio del cine. No presenta un tema desbordante, como siempre suelen ser en él, ni tampoco se regocija en el alarde técnico y compositivo; no obstante lo dicho, si lo comentado lo sometemos a un estudio de observación respecto a la gran parte de compositores, lo afirmado por mí queda en un plano fácilmente falsable.




David Lean es un director extraordinario: sus historias, su fotografía, la fusión de un todo y, cómo no, el empleo de la música. En el filme nos encontramos con una de las escenas más devastadoras de su producción. La música se dispone en el momento preciso y con la tonalidad 'destruida' respecto a la del tema principal, una atonalidad de las notas principales que aglutinan absolutamente todo lo que es la historia, todo. A los pocos segundos, Jarre y Lean matizan semejante golpe al espectador con una secuencia (que no corta la que estamos viendo en otra distinta) en la que la sensación de sentimentalismo y romanticismo ya son vistos y escuchados en todo su luminoso esplendor con el único motivo de maquillar ligeramente tan abrumadora secuencia anterior: el instante del que hablamos es el momento en el que él avanza hacia ella, que permanece sentada en un banco de la escuela, y coloca la mano sobre su hombro: asombroso.



Jarre domina como nadie, quizá como los dos o tres, a lo sumo, grandes compositores de la historia del cine, los instantes más pausados asociados con la narración de los pasajes. Con el tema principal, la escena antes comentada y la que a continuación explicaré, el genio francés deja la estructura y las intenciones y grados de su arte dictados ya en menos de la mitad de una producción de más de tres horas: la hija de Ryan y el nuevo joven cabalgan alejándose del pueblo hasta llegar a la zona de bosque del torreón. No hablan. La partitura combina matices preciosos de una narración de estos minutos que apenas dos o tres artistas podrían igualar. Es majestuoso, ejemplar como ninguna secuencia compuesta, algo extraordinario el método que David Lean permite a su compositor para que, sirviéndole éste en bandeja de oro la secuencia posterior, Lean se permita un minutaje extenso de deseo entre los dos jóvenes sin ninguna nota musical. Exquisito.

El disfrute de la parte final del filme es una recomendación exclusiva que me atrevo a ofrecer desde esta reseña. Desde el instante en el que los dos personajes, el elegante Doryan y el denostado Michael, coinciden en la arena de la playa, Jarre inicia uno de los finales más analíticos y técnicos de la historia del cine. La combinación de lo que quiere contar y transmitir, los juegos, las pausas y los silencios dados por David Lean forman un conjunto realmente sobresaliente, insuperable. Un colofón a una historia medida, tranquila y hermosísima. Una parte que concluye con director y compositor de manera casi imperceptible, algo complejo de conseguir cuando quiere cerrarse una magna obra como la presente. 

Finalmente, desde la atonalidad de toda la obra, desde el estilo particularísimo de Jarre (no apto para principiantes bajo ningún concepto), desde ese toque inicial que resume todo lo que va a ocurrir durante las siguientes tres horas hasta la calidad de la obra de Lean, obra sin duda ejemplar en todos los sentidos.


Antonio Miranda

Julio 2022




BIENVENIDO MR. MARSHALL- Jesús García Leoz & Juan Solano

 



8 sobre 10

BIENVENIDO MR. MARSHALL (1953)


FESTIVAL DE CANNES


Película entrañable y repleta de matices que distan mucho del conocimiento científico empírico que el espectador pudiera presenciar en pantalla; no obstante, espectacular decisión de Berlanga al no otorgarle a la música un papel trascendental. Nos encontramos ante una composición pura y como tal, prácticamente, vacía de interpretación y estrictamente narrativa. No por esto, absolutamente, su papel es secundario.


García Leoz mantiene esa función tan compleja para un compositor de no desviar su obra de lo que estrictamente quiere el director. Y así ocurre en la historia. Podemos presenciar, en la presentación inicial del pueblo y los personajes, unas notas en constante escucha con la peculiaridad de que si cerramos los ojos y atendemos sólo a los sonidos, tras haber visto la secuencia, podríamos casi milimétricamente narrar nosotros lo que va ocurriendo. Esto es,claro está, la deducción observacional del carácter puramente narrativo, y sin falta de calidad notable, de la música en 'Bienvenido Mr. Marshall'.

El ambiente y los cuadros costumbristas del lugar, de los habitantes y de la sensación del proyecto lo proporcionan las exquisitas composiciones en formato canción del compositor Juan Solano, estudiadamente repartidas a lo largo del metraje.




Tras un inicio de créditos que el mismísimo Manuel de Falla pudiera haber firmado, García leoz mantiene esa línea narrativa comentada para fusionar ésta con su folclórico, clásico y melódico inicio en el instante en el que, como nos cuenta Berlanga, se inicia la intención de juntarse las dos culturas que conviven en la historia: americana y española. Sin duda, una 'treta' artística excepcional.

Mencionar aparte la conocida canción 'Americanos', compuesta como toda la obra vocal por Juan Solano y letra de Miguel Mihura, que pulió finalmente el guión premiado de Berlanga y Bardem. Un lujo, sin duda, entre una historia magnífica y una composición notable.


Antonio Miranda

Julio 2022



DRÁCULA- JOHN WILLIAMS

 


8 sobre 10

DRÁCULA- 1979

JOHN WILLIAMS


Obra a reivindicar en la carrera del Maestro, compuesta dos años después de ''Star Wars''. Auténtica delicia narrativa que supone el verdadero argumento de toda la historia y que se podría conocer escuchando la partitura. Un tema central a la altura, sin duda, de cualesquiera otros del Conde, un uso de él tal vez excesivo en ocasiones pero que Williams matiza en seguida con giros y soluciones, con guiños al espectador esperando su ya retenido tema y marchándose ágilmente hacia otros territorios musicales y narrativos que sorprenden. Escenas con un uso de los graves magistrales: una dicotomía con los agudos que nos lleva a esa locura de mente y mundo vampíricos. Y, en definitiva, una joya para disfrutarla viendo la película y deleitándonos en su fotografía, en sus detalles y en esa atmósfera que sin el Maestro habrían sido simplemente buenas.




Si esperas un John Williams comercial y desbocado, no lo encontrarás. Quizá pequeñas dosis pero, sin duda, Drácula supone un primer acercamiento a ese otro compositor que es el músico norteamericano y que ya sólo el placer de descubrirlo genera ansiedad por conocerlo.


Antonio Miranda

Julio 2022