LAS MEJORES BANDAS SONORAS DE ENNIO MORRICONE- MORRICONE: THE BEST MOVIE SOUNDTRACKS


ENNIO MORRICONE: THE BEST MOVIE SOUNDTRACKS



1 HASTA QUE LLEGÓ SU HORA- 1968

Asombrosa ductilidad del maestro Morricone. La música de ‘’Hasta que llegó su hora’’ guarda una adaptabilidad a las situaciones y caracteres de personajes altísima y consigue aunar cuadros desiguales en uno principal, que es el sentido global de la partitura. Morricone en estado puro, sin miramientos comerciales ni de grandeza. Romanticismo intelectual insertado en la crudeza del ambiente y un tema de los mejores de la historia, curiosamente compuesto para  la escena más tierna de un western: la llegada de Jill. Sólo el detalle de la entrada de la voz soprano cuando la mujer inicia el paso más firme tras bajar del tren es inconcebible para cualquiera. Inigualable.





2 POR UN PUÑADO DE DÓLARES-1964

Obra de nivel altísimo e imprescindible a la hora de entender cómo un compositor es el director de la propia película. La forma en que Morricone manda en la imagen es asombrosa. Y su tema principal, que inicia la aventura en los créditos y primera escena, ejemplo del empaste absoluto de la música con las secuencias: paradigma de cómo el artista inyecta los ‘miles’ de elementos que aparecen en estos primeros minutos en forma de su compleja composición y sinfín de capas sonoras. Únicamente Bernard Herrmann en su tema principal para ‘North by northwest’ o el estilo único de John Williams podrían competir con este caso. Musicalmente, el western más desatado y directo de la historia.





3 LOS INTOCABLES DE ELLIOT NESS- 1987

Partitura de las más equilibradas y trabajadas del músico romano. El uso de los graves como parte protagonista de todo es excepcional, incluso cuando no toman cuerpo primero. El tema principal es de una violencia patente afortunadamente desorbitada y los graves se muestran de una de las más perfectas maneras en todo el panorama cinematográfico. Influenciada por los western en su ámbito narrativo y con una amalgama riquísima de matices y estilos que, aún así, forman una unión insuperable. Composición que atrapa de manera inexplicable. Mejor obra para una película que no sea western del maestro italiano.





4 EL BUENO, EL FEO Y EL MALO-1966

Un inicio y un final admirables y una banda sonora, en definitiva, sobresaliente que pudo ser perfecta de no haber resultado poco conjuntada la parte de la lucha entre los ejércitos; no obstante, imprescindible y con un motivo principal de los mejores de la historia del cine, fabricado en base a las dos entregas anteriores. Su herida perfección debería ser motivo indudable de cualquier artista para no cometer imprudencias que tumben las obras de arte. Curiosa deducción pero, no obstante, solamente sacada de genios como Ennio Morricone.





5 LA MISIÓN- 1986

Belleza y Romanticismo excelsos de una obra que fabricó todo el potencial para haber sido la mejor jamás compuesta por nadie. Su hermosura no puede humanamente describirse; así que sólo queda poder explicar por qué no lo fue. Los temas principales son versionados constantemente y habría sido un punto a favor variaciones más completas y menos presentes. El resto de la composición, la narrativa, no llega a una calidad compositiva sobresaliente al adaptarse a la imagen sin pretender más. No obstante, de los momentos íntimos escuchándola que más harán estremecer a cualquier oído humano.





6 CINEMA PARADISO- 1988

No es posible adorar la expresividad en mayor grado que en esta composición. Cómo Morricone asombra con giros drásticos dentro de una partitura pausada es, realmente, inexplicable. El uso puntual de la música de cámara con las cuerdas de la orquesta y la llegada entonces de los vientos de forma ‘brusca’ pocas veces se puede disfrutar como en esta partitura. Alarde de intelecto infantil, podría emplearse para concienciar desde tempranas edades a los más pequeños: las melodías sencillas, aderezadas como nunca por la orquestación del autor, embriagarán a cualquiera que las escuche. Hermosísima. Una recomendación: no os perdáis la interpretación del violinista Itzhak Perlman.





7 ERASE UNA VEZ EN AMÉRICA- 1984

Sin duda, el más elegante de los scores de Morricone. Delicadísimo trato de los temas. Empleo más cuidadoso y sutil de la voz que nunca. Lástima el uso de la composición ‘Amapola’, compuesta por el español José María Lacalle en 1920 que, si bien lo versiona exquisitamente, impide a la originalidad de la partitura poder de haber sido de sus primeras obras.





8- BAARÌA- 2009

Hay compositores que tras años de trabajo nunca dieron vida a su música. Baaría es el ejemplo cómo con una aplicación directa y fácil se engendran expresiones con alma, cuerpos vivos o instantes con forma. Composición de las más sencillas del Maestro; eso sí, esa sencillez que pocos alcanzan: de esas bandas sonoras que no se olvidan y ejemplo máximo de la personalidad del autor: humildad de genio universal.







9- LA MUERTE TENÍA UN PRECIO- 1965

Tras la absoluta e incomparable ‘’Por un puñado de dólares’’, la segunda parte de la llamada ‘’Trilogía del dólar’’ arranca con unas características que proyectan la estructura y forma de las partes compositivas de su predecesora, ligeramente por debajo de la experimentación y el riesgo del tema principal pero con una expresividad, en los instantes puntuales, muy alta. La introducción es devastadora. El desarrollo del argumento mantiene viva una historia pausada y, al tiempo, con un dinamismo intenso que la partitura se encarga de matizar, siempre de manera puntual y en pocas ocasiones mediante secuencias musicales largas. La tercera de la trilogía pero, no obstante, muy a tener en cuenta.




10- LOS ODIOSOS 8- 2015

Estudiadísima partitura, su último aporte al cine y único Oscar del autor (sin contar el honorífico de 2006). La violencia del tema principal y la tensión del secundario alejan al italiano de los matices tragicómicos tan peculiares y sobresalientes de sus pasados westerns. No obstante, delicia sonora escuchar al Maestro en una grabación moderna en la que el máximo empeño reside en la narración: dueño absoluto de la escena.






Antonio Miranda. Marzo 2018



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