LAS MEJORES BANDAS SONORAS DE BERNARD HERRMANN


 

BERNARD HERRMANN: THE BEST MOVIE SOUNDTRACKS


1 CON LA MUERTE EN LOS TALONES- 1959

 ’North by northwest’ es, para quien esto escribe, la mejor banda sonora que nadie haya compuesto jamás para cine (junto a ‘La lista de Schindler’, de John Williams y ‘Cadena perpetua’, de Thomas Newman). Brillante en composición y explosiva en adaptación a la imagen, con una estructura inteligente, nada pretenciosa y con absolutamente todos los detalles en su justa medida y tiempo. Con un tema principal asombroso, atreviéndome a compararlo con las grandes composiciones de la historia de la música, resulta indiscutiblemente inigualable.




2 PSICOSIS- 1960

La capacidad intelectual para componer música es una extensión del Arte que poquísimos autores han podido alcanzar. Bernard Herrmann es uno de ellos y lo demuestra sin contenciones en la genial película que nos ocupa. Con uno de los inicios más perfectos musicalmente hablando de la historia del cine, ‘’Psicosis’’ representa una de las pocas obras cumbre en la historia de la composición para cine. Un manejo del lenguaje tan profundo y complejo que el mismísimo Alfred Hitchcock quedó deslumbrado al comprobar cómo su, hasta el momento, poco creíble producción había alcanzado la categoría de obra maestra después de que Bernard Herrmann escribiese su propio guión. Es el ejemplo de cómo un genio de la música de cine convirtió en inmortal una obra que su propio director empezaba a desechar para la gran pantalla.




3 VERTIGO- 1958

La locura, el hipnotismo que entrelaza en nuestro devenir tanto vidas como muertes; el amor tal cual hilo fino y delicado a punto de romperse y desencadenar locuras y Bernard Herrmann, sencillo y directo, tejiendo su propia genialidad al servicio del cine.
El compositor neoyorquino ejemplifica la maestría artística en una de sus mejores obras, centrada principalmente en el ámbito descriptivo de las imágenes y la historia; deja de lado, esta vez, su asombrosa facilidad para la composición absoluta y los arreglos inigualables que muestran la mayoría de sus creaciones y sella magistralmente el compendio de todo su estilo en una única partitura: conoce ‘Vértigo’ y conocerás a Herrmann.



4 JASÓN Y LOS ARGONAUTAS- 1963

Partitura poderosa, fastuosa y orgánica. La composición que el genio estadounidense obró para esta mítica película en el mundo de la aventura y los efectos especiales fue de un esplendor estructural envidiable. Organizada en un binomio conceptual muy habilidoso y terminada acechando al surrealismo musical, el genial artista confecciona una textura de movimiento de notas y sensaciones pocas veces vista. Ejemplo del riesgo que un ‘dios’ real, de carne y hueso y no como los de la película que tratamos, transforma en veracidad y arte.



5 CIUDADANO KANE- 1941

La más completa partitura del compositor y, sin duda, la de mayor carácter. Compendio de todos sus estilos, Herrmann aplica a la música un elegante jugueteo entre poder y dulzura. El manejo de la sordina para los vientos es ejemplar y la calidad compositiva, al tiempo que su dominio de lo narrativo, hacen de esta obra una casi operística delicia romántica.






6 EL FANTASMA Y LA SEÑORA MUIR- 1947

La templanza para realizar una obra romántica y no caer en clichés sentimentales es, realmente, muy difícil de conseguir. Nos encontramos ante una de las partituras más tiernas de la historia del cine. Su carácter melódico trasciende lo comercial, se asienta en la calma y llega, entonces, a la metafísica del conocimiento. El sentimentalismo de la mayoría de las triviales composiciones cinematográficas queda muy atrás: Herrmann da forma al verdadero Romanticismo del Arte. Imprescindible para el conocimiento de las posteriores, grandes y complejas obras del músico.




7 LOS VIAJES DE GULLIVER- 1960

Fastuosa y estudiadísima partitura de un Herrmann que, con sus matices siempre característicos, asombra adentrándose en el estudio virtuoso de la época clásica. El mismísimo Stanley Kubrick habría quedado ensimismado del trabajo que un genio como Herrmann habría fabricado para su Barry Lyndon, desentendiéndose de obras clásicas y dando la confianza que se merecen los dioses de la época moderna. Clasicismo que demuestra la grandeza del autor. Imprescindible.




8 TAXI DRIVER- 1976

Banda Sonora turbadora, la más arriesgada del autor y, por instantes, con las composiciones más vigorosas de su carrera. La combinación de matices de su propio (y personalísimo) estilo con el mundo del jazz, aderezado todo hacia el control de las imágenes, hace de ‘Taxi Driver’ la obra más inesperada del músico y ejemplo máximo de su versatilidad maestra. Esta obra pareció señalarle con el dedo de manera tan inquietante como su música giraba drásticamente con ella y decidió metafóricamente, quizá, terminar con la vida de su creador tras concluir su grabación para quedar, ¿quién sabe?, como única muestra de un nuevo estilo.




9 EL HOMBRE QUE VENDIÓ SU ALMA- 1941

Único premio Óscar del compositor. Partitura del mismo año que ‘Ciudadano Kane’ y su segunda obra para la gran pantalla. La fuerza que desprenden las notas es devastadora, única en su carrera y firme base de muchos de sus giros musicales posteriores. La variación de estados de ánimo es ejemplar. Nos encontramos en el año en el que, estilando momentos que luego desaparecerán, Herrmann dibuja claramente lo que será su carrera. Sin duda, composición premiada pero olvidada dentro de sus grandes logros. A reivindicar.






10 FASCINACIÓN- 1976

Quizá la más psicológica de las obras de Herrmann y, sin duda, la más paciente. Desarrollo integral neurótico, contenido, para finalizar de forma arrebatadora. Empleo ejemplar del órgano, complejísimo instrumento de ejecutar y empastar en un conjunto tan lineal y aparentemente explícito. Culminación estudiadísima de sus obras más narrativas.




Antonio Miranda. Abril 2018




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