9 sobre 10
HIGH NOON (1952)
DIMITRI
TIOMKIN
Brillante
composición del autor ruso, como la mayoría de sus producciones, con un
dinamismo único.
Con
momentos y situaciones asombrosas, Tiomkin ejerce un poder tan grande sobre el
argumento que él mismo conduce la marcha de las escenas. El ajuste rítmico de
los registros graves con el movimiento del péndulo de los relojes, como si la
vida de la gente dependiera realmente de dos o tres golpes del bandido que está
próximo a llegar o las melodías tersas asociadas a la mujer del sheriff incluso
la famosa canción y sus variaciones instrumentales, con la dupla
Sheriff-Bandido completamente ahogada en ella.
El
compositor se encuentra presente prácticamente en
la totalidad del metraje, algo realmente asombroso. Un filme espectacular que junta a estos dos personajes (música y Sheriff) y lo cierra geométricamente en un triángulo isósceles cuya punta única es, precisamente, el personaje que se anuncia y no se ve hasta el final: Frank Miller y que queda diseñado, delineado, perfilado y matizado con simplemente el ritmo repetitivo de la variación del tema principal de la canción: asombroso. Este tema nunca se asocia al Sheriff, éste deambula por el pueblo nervioso, la acción está en él mismo, y el tema suena tratado de manera aeróbica, una repetición de matices que hacen pensar en la llegada pausada del tren con el pistolero en él, tranquilo y seguro con la espera de sus ayudantes en la estación del pueblo. Su tonalidad no es tensa ni dramática (como sería conveniente si se tratara del trabajo de Kane, el Sheriff) sino de un equilibrio y detalles tranquilos, precisamente como se transmite la figura del pistolero. Un detalle nos lo corrobora: Miller y el último de los ayudantes, rodeando al Sheriff en el enfrentamiento final, parecen dar con la manera de liquidarlo. En estos momentos los vientos de la orquesta se decantan por mostrarnos el tema principal alegre, esperanzado por conseguir y nunca agobiado por morir. Es, pues, un claro ejemplo de que Frank Miller, sin aparecer, es la figura principal de la obra.
la totalidad del metraje, algo realmente asombroso. Un filme espectacular que junta a estos dos personajes (música y Sheriff) y lo cierra geométricamente en un triángulo isósceles cuya punta única es, precisamente, el personaje que se anuncia y no se ve hasta el final: Frank Miller y que queda diseñado, delineado, perfilado y matizado con simplemente el ritmo repetitivo de la variación del tema principal de la canción: asombroso. Este tema nunca se asocia al Sheriff, éste deambula por el pueblo nervioso, la acción está en él mismo, y el tema suena tratado de manera aeróbica, una repetición de matices que hacen pensar en la llegada pausada del tren con el pistolero en él, tranquilo y seguro con la espera de sus ayudantes en la estación del pueblo. Su tonalidad no es tensa ni dramática (como sería conveniente si se tratara del trabajo de Kane, el Sheriff) sino de un equilibrio y detalles tranquilos, precisamente como se transmite la figura del pistolero. Un detalle nos lo corrobora: Miller y el último de los ayudantes, rodeando al Sheriff en el enfrentamiento final, parecen dar con la manera de liquidarlo. En estos momentos los vientos de la orquesta se decantan por mostrarnos el tema principal alegre, esperanzado por conseguir y nunca agobiado por morir. Es, pues, un claro ejemplo de que Frank Miller, sin aparecer, es la figura principal de la obra.
Composición
extraordinaria.
ANTONIO MIRANDA. AGOSTO 2019
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