10 sobre 10
Rosemary's baby (1968).
CHRISTOPHER KOMEDA.
SIN RECURRIR A ELEMENTOS EXTERNOS A LA IMAGEN QUE
PUDIERAN INCREMENTAR LA SENSACIÓN DE TERROR, su director, Roman Polansky,
consigue fabricar un filme poderoso y ya mitificado dentro del género de terror.
La música sigue un desarrollo parecido y paralelo de tal forma que, durante la
primera media hora, las notas hacen acto de presencia levísimamente dejando su
función compositiva a un interesante detalle: Polansky ejerce de Komeda
consiguiendo unos movimientos de cámara sencillamente musicales, exquisitos y
tensos pocas veces logrados o, incluso, experimentados. El resultado: el brote
fantástico y casi imperceptible de la primera toma de contacto cierta y
práctica de la composición del músico (queda en un alejado segundo plano la
forma jazzística y descriptiva que Komeda emplea dos o tres veces). Aparece
como lo hace la secuencia, la primera ciertamente sobrenatural y que resulta de
una veracidad fantástica sobresaliente. Así brota la música, extraña y atonal y
en estrecha relación con la parte mental de la protagonista, habiendo dejado
Polansky vacía de interpretación la vida cotidiana de la mujer junto a su
pareja en el nuevo apartamento. Inteligente estructura musical que ofrece un
nivel importante de estudio al tiempo que, por otro lado, aparenta poca
importancia debido a su, hasta el momento, escasa presencia; no obstante,
notable disposición.
Se escuchan durante la primera hora de metraje,
insertadas en lo que hasta ahora hemos comentado, varias piezas ambientales que
el compositor adhiere jazzísticamente a la rutina de la pareja. El tema
principal a modo de nana en los títulos iniciales y la famosa canción ‘’Para
Elisa’’, de L. van Beethoven misteriosamente más allá de la cocina del
apartamento. Con significados puntuales, este conjunto que mencionamos queda
intencionadamente ladeado en este inicio de filme a favor de la aparición
exultante del tema de la partitura ya explicado, donde es concebido el hijo del
Diablo.
La segunda mitad de la obra fusiona el ámbito
secundario comentado con el principal más experimental dando lugar a las
variadas versiones sobre el tema principal llegando, incluso, a modular alguna
de ellas de forma realmente original.
Nos encontramos ante, igualmente, la unión de los dos mundos de la
mujer, su vida diaria y la llegada inminente de lo sobrenatural. Komeda llega a
transmitir un agobio puro, sin fisuras, y un dominio de sus intenciones tan
firme como para atreverse a modular el sonido de la trompeta y juntar, durante
el deambular perdido de la mujer tras escapar, jazz y atonalidad en una pieza
exquisita, técnicamente sobresaliente.
El desenlace de la partitura nos conduce hacia donde
lo hace el director, sensaciones confusas, extrañas, nada convencionales hasta
desembocar en la nana final, cierre del círculo con el que comenzó el filme,
tarareada por la propia actriz Mia Farrow y que resume magníficamente el
contenido y significado de una película abierta a interpretaciones, nada
explícita y con un global latente que nunca podría haber sido compuesto
mediante tonalidades y caminos musicales al uso (de ahí, igualmente, el aspecto
cansino, pausado y ‘’feo’’ de la voz femenina en el tema de la nana y que, de
la misma forma, podemos identificar con el último estado en el que la protagonista
queda fijada por Polansky: agotada, ida y confusa). Sin duda, grandísimo
trabajo del compositor que ya, con la extraordinaria partitura de la no menos
sobresaliente película ‘’El baile de los vampiros’’, también de Polansky
realizada el año anterior, había demostrado solvencia y una magnífica postura
para con la música de cine.
Christopher Komeda murió poco después de finalizar la
película. La mujer de Polansky fue asesinada. John Lennon fue disparado tiempo
después en el edificio en el que se rodó la historia. Los acontecimientos que
rodearon al filme fueron numerosos y extraños. Una obra, la del director,
encumbrada a mito. La composición, injustamente, no. Lo merecía.
Puntuación: 10
Antonio Miranda. Marzo 2017.
Komeda era un genio, las BSO del Baile de los vampiros y la semilla son exquisitas, que pena que nos dejara tan pronto
ResponderEliminarAsí es, llevas toda la razón. Gracias por leer nuestro blog.
Eliminar