BSO- AKIRA- Shoji Yamashiro



10 sobre 10

AKIRA (1988)
Shoji  Yamashiro

La partitura no tiene ritmo (tiene pensamiento), no es de una acción apabullante (de hecho no es su referencia principal, en absoluto), no apoya la acción cuando suena sobre ella (mantiene ritmos medios, por lo que referencia a su motivo principal conteniéndose en las escenas de movimiento) y, en fin, no es muchas y tantas de las cosas hasta ahora escritas de ella, rotundamente.

Película esplendorosa, inteligente y con una necesidad de estudio sin igual. En un nuevo Tokio los problemas sociales abundan incrustados hábilmente en los recovecos que deja el intento de comprensión de un concepto, Akira, que se nos presenta de forma latente en la historia.

Partitura sobresaliente y con un juego de una habilidad compositiva que eleva su nota hasta el 10. La versatilidad de la obra, sus silencios sorprendentes durante largos minutos, las apariciones drásticas y un último giro celestial, que nos engaña al haber decepcionado minutos antes (como ahora explicaremos), son varios de los muchos elementos que forman la grandeza de esta música y de la película, en definitiva.



Con unas influencias en la música de cine moderna marcadas, la composición de Yamashiro mantiene una intención equilibrada, de gran autoestima, durante casi todo el metraje: sonidos experimentales, siempre sintetizados, con armonías complejas y cercanos a la atonalidad absoluta como bien requiere la atmósfera distópica del filme. Un detalle: aparece siempre unida a la figura del personaje Tetsuo, protagonista junto al concepto de ‘Akira’ de todo el argumento. La música, por supuesto, va a estar insertada siempre en estas dos figuras, realmente una.



La obra avanza con el niño Tetsuo desfigurando su personalidad y mostrándose en pantalla como ‘algo’ unido a Akira, una extraña mutación relacionada con él, ella o ello. Aquí reside el mérito de la música: adherida solamente a una idea y llegado el momento en que se descubre relativamente la identidad de Akira, el músico mantiene los registros de toda la obra. Nos decepciona (pensamos) al no variar ligeramente sus temáticas ya que ha llegado el instante que siempre se espera. La cierta frustración del estudioso se torna en euforia al descubrir cómo, director y compositor, obran una parte final majestuosa: Akira engulle a Tetsuo y su concepto se va centrando, si bien queda etéreo en la interpretación del espectador. No cabe duda, no obstante, de su naturaleza metafísica cuando Yamashiro inyecta, como recorriendo los recónditos y extraordinarios conductos de Akira y Tetsuo de manera celestial, una música angelical, de intelecto, de nociones expandidas, de filosofía que nos haga pensar en qué es Akira y reduzca la relativa decepción anterior convirtiéndola, de esta manera y aprovechando el contraste, en una dulzura y significado tan intenso como conmovedor y trascendental.



Obra con matices de música tradicional japonesa que resulta, sencillamente, imprescindible.

Puntuación 10


Antonio Miranda. Enero 2019



PREMIOS END TITLES 2018- Nominaciones/Nominations

NOMINACIONES
(Mejor música y mejor película)



MEJOR BANDA SONORA ORIGINAL (2018)

A CIEGAS- Trent Reznor & Atticus Ross





ANIQUILACIÓN- Geoff Barrow & Ben Salisbury




EL VICIO DEL PODER- Nicholas Britell




FIRST MAN (EL PRIMER HOMBRE)- Justin Hurwitz




HAN SOLO: una historia de Star Wars- John Powell & John Williams




LA BALADA DE BUSTER SCRUGGS- Carter Burwell




3 TAGE IN QUIBERON- Christoph Kaiser & Julian Maas






MEJOR PELÍCULA (estrenadas en España en 2018)

COLD WAR- Pawel Pawlikowski



EL HILO INVISIBLE- Paul Thomas Anderson




ROMA- Alfonso Cuarón







BSO- EL CHICO (THE KID)- CHARLES CHAPLIN



10 sobre 10

EL CHICO (1921)
CHARLIE CHAPLIN


Genial producción del director-compositor, melódica, romántica y de ternura rebosante tildada de tristeza.

La partitura mantiene una linealidad asombrosa para el nivel que consigue: llegar al sobresaliente retando a la historia con piezas que no narran y sí evocan es, realmente, sorprendente. Podemos concretar este detalle, básico en la obra, con las dos primeras escenas las cuales, adueñándose la música del sentimiento de la madre (primero temeroso y luego deprimente), son astutamente enlazadas, y aquí presentamos una segunda base firme e importante de la composición, mediante cuatro o cinco segundos en los que Chaplin narra lo que se ve (el inicio de la segunda escena, llegando los ladrones cerca del coche donde se encuentra el niño, abandonado). Estos segundos se repetirán en enlaces de secuencias pero nunca se mantendrán más allá de los cinco segundos. Con esto, el músico gira la aventura a lo que realmente ocurre pero drásticamente cambia y mantiene su apuesta de reflejar en todo momento el sentimiento del filme, nunca lo que va sucediendo. Mágico.
Tratando el tema de los segundos de narración, Chaplin usa una prolongación de este tiempo en la escena en la que, sin duda, hay más tensión dramática: la policía llega y arrebata al chico de los brazos de su padre adoptivo. Resulta tan sorprendente al estudioso como impactante la escena al espectador, consiguiendo un cambio sutil pero marcado que logra inyectar en quien lo ve, siendo o no consciente, una impresión de decadencia absoluta.



‘The Kid’ es un filme corto, no llega a la hora de metraje. Aparentemente, su música resulta empalagosa y fácil: no lo es. Otro detalle inteligentísimo es la unión del hombre con la madre y, por descontado, con la figura del niño: el papel que lee el hombre cuando descubre al bebé supone un cambio importante en el tono de la melodía, adquiriendo ya, a partir de ahora, la estructura de vals. Este ‘tres por cuatro’ musical sonará siempre en escenas del chico y el padre y de la mujer, estén en pantalla todos o por separado: la nota en papel ha supuesto el cambio de las notas en partitura y ya siempre se mantendrá como nexo de unas vidas destinadas a encontrarse. En el filme, realmente, nunca llegan a separse por el motivo musical comentado que los une. Sin duda, y finalmente, esta unió es proyectada al mundo de los sentimientos de los tres. La composición para ‘El chico’ es, absolutamente, emocional (la duda, el miedo, la tristeza, la desolación, la inquietud, el amor, la valentía, el ánimo, la ilusión…)



El encuentro entre madre e hijo es, musicalmente, asombroso. Chaplin es la primera vez que no separa dos secuencias por la parte narrativa de escasos segundos mencionados: es la unión de las vidas que comentamos, nunca separadas.

En definitiva, obra en apariencia sencilla y en estructura estudiadísima. Magnífica.

Puntuación 10


Antonio Miranda. Enero 2019