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VAMPYR, DER TRAUM DES ALLAN GREY (1932).
WOLFGANG
ZELLER.
LA
VISITA DEL ANCIANO A LA HABITACIÓN DE ALLAN GRAY, durante su primera noche en
la posada, es el ejemplo de cómo una partitura de 1932 manifiesta claramente un
adelanto a su tiempo y la llegada de las posteriores obras de arte de un genio
como Bernard Herrmann. La mezcla de ritmos, enlaces y expresiones de esta
escena son ejemplares y, captando el sentido global descriptivo de la música de
Zeller, se nos anuncia una doble intención, además de la descriptiva también
narrativa, en la que el artista va a demostrar la evolución de la música
entrando ya en el cine sonoro.
Con
una sensación muy cercana (en las cuerdas graves referidas a lo sobrenatural) a
la que usó Hans Erdmann para el ‘’Nosferatu’ de 1922 (y que luego se
convertiría en habitual en las composiciones para el género), el empleo del
pizzicato en muchos momentos narrativos y variantes de todo tipo, siempre
envueltas en una impresión de sutil control, la banda sonora de ‘’Vampyr’’
ejecuta un equilibrio lineal espectacular, aún en los fragmentos ligeramente
más intensos. La forma cómo Zeller pinta la primera aparición de las hijas del
anciano que visitó a Gray en su habitación, ya en el castillo, es rotunda y de
una belleza controlada difícil de superar, notablemente incrustada entre los
continuos instantes de tensión. Veinte primeros minutos, sinceramente,
sobresalientes.
El
núcleo de la historia nos ofrece unos instantes sobrecogedores. Zeller encumbra
su música bajo una estructura de genio: la relación que aplica entre la joven
Léone y el mundo de la ‘’bruja vampiro’’ es de una calidad compleja dentro del
equilibrio mantenido que nunca abandona; la partitura hermosa que brota de su
primera aparición en pantalla, como hemos dicho, avanza el fatal desenlace que,
minutos más tarde, presenciamos entre la joven y la bruja, instante dramático
pero, sorprendentemente, musicado con esa sutileza de inicio que jamás abandona
la obra. Un detalle nada fácil de aplicar y, generalmente, sobrecargado de
notas, expresiones o sensaciones. La bruja aparece ya de forma directa y nada
en la música gira bruscamente. Muerde…y nada en la música lo hace. Una delicia
de tensión generada con las notas y siempre teniendo en cuenta la figura
delicada y suave de la muchacha convertida que, ya mordida e iniciando sus
primeras palabras tras lo sucedido, es adornada con las secciones graves de las
cuerdas que siempre han ido asociadas a lo sobrenatural. Cómo no, un paso de la
vida a la muerte tan medido y delicado como el equilibrio que identifica a la
composición. Ejemplar.
Hemos
de entender la película del genial director danés para situar la música en un
lugar correcto. Dreyer voltea la historia hacia el lado de lo sobrenatural, la
fantasía individual y las filosofías del miedo, nada de todo ello cercano a la
realidad que se pueda palpar o vivir. El sueño y las sombras mantienen ese equilibrio
del que estamos hablando, por lo que la atmósfera etérea de la partitura parece
ayudarnos a comprender mejor todo lo que ocurre, nada de ello convencionalmente
narrado. La música genera ese colchón luminoso que expulsa la luz y se queda
con la oscuridad sobre el cual descansan las imágenes oníricas de Allan Gray.
El
filme ‘’termina’’ drásticamente en el sueño en el que Gray descubre su cuerpo
en un ataúd y su marcha es filmada por Dreyer en visión subjetiva. La música es
espléndida, cual réquiem compuesto para la marcha funeral del cuerpo sin vida.
Es una pieza tan delicada, tétrica y, al tiempo, hermosa que debiera haber
cerrado la obra. Tratando este momento como un final metafórico, la obra
finaliza de la misma forma que empezó: incluso la figura oscura de la vieja
vampira no quiebra la línea bien formada de la música y ésta, con fuerza y
personalidad, mantiene su postura dramática y nada sinuosa en pos de un cierre
majestuoso, nada forzado ni repleto de ímpetu final que le da, sin duda, la calidad
que merece; fijémonos en cómo Zeller mueve ligeramente el tono de la orquesta
cuando Gray llega a la tumba y ayuda a sacar los escombros. Los violines agudos
aparecen y la ayuda que presta al anciano se incrementa admirablemente hasta
romper la vida de la anciana.
En
definitiva, obra majestuosa, templada y con un desarrollo muy potente, pese a
su pausada atmósfera, de principio a fin. Ejemplar dentro del género de
películas vampíricas.
PUNTUACIÓN: 10
Antonio Miranda. Enero 2017.