9 sobre 10
THE LAST TEMPTATION OF CHRIST (1988)
PETER
GABRIEL
Complejísima
composición a la par que filme de un carácter trascendental mucho más allá de
las habituales producciones sobre la vida de Jesucristo. Partitura que se
estructura de manera directa pero estudiada y que guarda su equilibrio en base
a, de manera asombrosa, una sola nota mantenida durante minutos interminables
en dos secuencias importantes de la obra: el inicio de la Pasión (muerte divina)
y el final de la vida de Cristo (muerte humana). Es sorprendente cómo dos
instantes tan simples aglutinan un todo absoluto.
Anterior
al inicio de la Pasión en el Monte de los Olivos, Gabriel acompaña los vaivenes
interiores del sufrimiento del Elegido que son, sin ninguna duda, el punto
central de la historia y el foco divergente a todo cuanto se ha contado en películas
de Jesús. La figura del Maestro, pese a incluso comentar la crítica más
progresista apenas se separa de la idea ortodoxa de la Historia del
Cristianismo, me atrevo a asegurar no es así y nos encontramos ante el
padecimiento humano que cualquiera de nosotros soportaría tal y como lo muestra
el director: una habilidad cinematográfica tan abrumadora como el
acompañamiento que la partitura hace de este dolor mostrado en la evolución de
un ser humano que se sabe el Salvador. Aquí encontramos la devastadora, ingente
y hermosísima textura del duduk, instrumento armenio hoy día Patrimonio de la
Humanidad que no simboliza otra cosa sino la hiriente vida interior de Jesús.
El duduk, iniciada la muerte de Cristo, desaparece en la historia: Cristo ha
decidido morir.
La
composición del músico británico es de una suavidad y linealidad extrañamente
expresivas. Resulta de una inteligencia sobresaliente toda su vertiente, desde
la composición austera, la pasión contenida y triste y su adhesión a la
psicología del personaje como a la austera sensación que la película en sí
transmite. Y, por otro lado, la dualidad conseguida de los sonidos tipo ‘pad’
con el duduk, contraste (y a la vez
convivencia) entre el sentido sensual e intelectual del filme.
En
definitiva, una obra realmente estudiada, paciente, siempre matizada con los
numerosos instrumentos tradicionales de varios tipos de música oriental y un
resultado tan hermoso como lo es la cinta en sí. Sobresaliente.
Puntuación:9
Antonio Miranda. Abril 2019