ED
WOOD (1994).
HOWARD
SHORE.
TRABAJADÍSIMA,
inspirada y genial partitura del compositor, quizá, más firme y serio de los
últimos tiempos para una obra compositivamente hilarante del magnífico director
Tim Burton, curiosamente alejado en aquellos meses del inigualable creador de
casi todas sus atmósferas, Danny Elfman, con el que tuvo ciertos desencuentros
en ‘’Pesadilla antes de Navidad’’. Nunca sabremos qué habría conseguido Elfman
con esta maravillosa película entre manos; eso sí, su inconmensurable fuerza en
el universo Burton quedó también ligeramente fijada en la obra de Shore, sin ninguna duda.
Inicio
alocado y ciertamente extraño, étnica, jazzística y percusivamente aderezado
(la época del cine a la que hace referencia toda ‘’Ed Wood’’ se caracteriza por
la entrada en el séptimo arte de una mezcolanza musical variadísima), comicidad
delirante, créditos iniciales maravillosos y, tras varios minutos, fijación
clara de un mundo de idas y venidas como será la personalidad arrolladora y la
vida sin tregua del personaje principal. En seguida, sorprendentemente,
aparición del otro personaje con fuerza, el anciano actor de cine de terror
Bela Lugosi, tan exquisito en pantalla como el giro drástico que Shore le
asigna para optar por la orquesta clásica y sus claras referencias a la música
de las películas de terror del pasado. La plasticidad, al tiempo que rugoso
perfil, que el compositor aplica a la imagen del viejo es sobresaliente y, sin
duda, el mayor logro de toda la composición. En el otro lado, el tema principal
de la composición que nos llevará, siempre, a la dispar actividad de Wood y en
el que, además de esa múltiple referencia musical, destaca el empleo del
theremin, uno de los primeros instrumentos electrónicos, inventado en 1919, y
que en cine se empleó de forma sencilla para mencionar momentos de ciencia
ficción.
La
partitura avanza y su presencia va siendo menor al tiempo que más clara y
definida por Shore. La secuencia en la que Wood va a la casa de Lugosi para
ayudarle tras una crisis es ejemplar: las notas ‘’suenan a Shore’’, puedes
escuchar en una, en otra o en la combinación de varias ligeras reminiscencias a
sus obras, a su estilo, al tiempo que de forma repentina, pero siempre medida y
tranquila, avanza un paso más y enlaza su personalidad con la de las obras
clásicas de terror, siempre con la figura del anciano tremendamente influyente.
Maravilloso. Muestra de, también, otro de los méritos más afinados de la obra:
la combinación profesional, cauta y cimentada de varios estilos y referencias.
En
la parte final Shore se muestra temporalmente magnífico, entrando en escenas
más cortas y finalizando brillantemente mediante varios y constantes minutos en
los que la melodía se convierte en uno de los personajes más influyentes de las
sensaciones últimas. En definitiva, trabajo muy serio y práctico de Howard
Shore que se caracteriza por su solidez y la mezcla de multitud de referencias,
estilos y épocas siempre dando forma a una estructura única.
Puntuación: 8
Antonio Miranda. Junio 2017.
Antonio Miranda. Junio 2017.
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