9 sobre 10
SLEEPERS (1996)
JOHN WILLIAMS
Obra sublime y desconocida del genio norteamericano, Sleepers supone la aplicación del estudio máximo a una historia cinematográfica. Prudente, equilibradísima y con una única intención: herir.
Personalmente recomiendo ver la película una vez has asimilado una y otra vez la partitura aislada. Ése ha sido mi caso y la experiencia es abrumadora. ¿Cómo es capaz Williams de tenerte embriagado de atención cuando conoces la música al milímetro? ¿Es posible que la música protagonice toda tu atención sin paliar un ápice el significado del contenido de la trama? Es asombroso: el compositor mantiene una dureza y un dramatismo oscuro en la obra como pocas veces se ha visto. Esperas con inquietud y deseas con fervor que lleguen las notas luminosas, esos fragmentos que tú ya conoces y que son brillo y melodía, optimismo y esperanza; no obstante, no llegan.
John Williams inserta la parte melódica y bonita de la composición asociada a la figura del abogado y la chica, de lo que pudo ser su historia, del único detalle en la trama de los amigos, de la vida, que puede borrar el tiempo y ser guardado finalmente como luz, como recuerdo, como esperanza hacia un nuevo amor o matices de una letanía que con el tiempo se cura. El resto de sucesos y matices son, sencillamente, dolor e irreversibilidad: Williams los retrata violentamente, pero con mesura, mediante una obra dramática basada en los bajos, en los sonidos oscuros y los tiempos medios. Únicamente nos deriva al lado brillante de la vida en la secuencia del abogado y la chica en el metro, durante unos segundos, y en la parte final de la obra que, inmediatamente, se afana por cubrir de nuevo con la base oscura y triste, que es como cierra la producción.
Sleepers te hiere en la luz y te hiere en el dolor.
Sleepers te enamorará.
Sleepers, de John Williams, debe estar entre sus mejores obras.
Antonio Miranda
Febrero 2024
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