10 sobre 10
Festival de Cannes: nominada a mejor película
DOCTOR
ZHIVAGO (1965)
MAURICE
JARRE
La
versatilidad de Maurice Jarre para ‘Doctor Zhivago’ es asombrosa, consiguiendo
empastar ámbitos musicales tan dispersos como lo son los ambientes sociales de
un filme tan complicado. Es una música de fuerza social, prácticamente la
partitura se convierte en una composición política que ahonda en las
diferencias entre las clases sociales del filme. ¿Música política? End Titles
se mantiene en esta arriesgada postura y la fundamente en un hecho que lo
demuestra con claridad: Jarre no da un giro conforme al que hace la aventura
cuando, por ejemplo, Zhivago y su familia caen a vivir en el campo, envueltos
en un aire de naturaleza y frío que bien hubieran exigido ese cambio musical;
sin embargo, no existe.
La
universalidad de la música, los 16 compases bien reconocibles del tema
principal (que Jarre tuvo que enseñar individualmente a los instrumentistas de
balalaica durante las grabaciones con orquesta), su Óscar, el claro alcance por
parte del artista de los niveles máximos del romanticismo de la música clásica
rusa del siglo XIX, la continuidad de las partituras para el cine ruso del
siglo XX…muchas razones para enfatizar la importancia de esta música; nosotros
las dejamos de lado y volcamos su trascendencia en la historia de la música de
cine en cuanto a la potencia que Jarre muestra en todo momento. ‘Doctor
Zhivago’ resulta de las partituras más poderosas de la historia, su compositor
lo es, un romanticismo, una tensión, un énfasis social y una presencia que, si
bien nunca deja de estar empastada con el todo, cuando hace aparición consigue
ocultar el resto de los detalles de esta grandísima obra.
La
partitura no es descriptiva, incluso tampoco narrativa, asombrosamente es
memorística, evocadora y prácticamente en todo momento traslada las secuencias
a un ámbito trascendental. Vemos la relación de Lara con Zhivago como algo
etéreo, nunca apoyado por la música sino elevado por ésta. Muestra de ello es el primer beso entre ambos,
envuelto en el silencio…
Su
tema principal, en forma de vals, se estructura inteligentemente en dos partes
al tiempo, cuales son las de la historia: la clase social alta y poderosa
(ritmo de vals) y el pueblo obrero (la melodía)
Podemos
entender la complejidad de la partitura en dos o tres escenas simplísimas del
filme, entre ellas (avanzada la historia) cuando Zhivago, separado de su vida
rural por un grupo de soldados rojos, topa junto a ellos con varias mujeres que
huyen del horror de la guerra. La muerte y la desolación están reflejadas en
este encuentro; no obstante, el sol parece querer aparecer entre las nubes:
suena el tema principal, reflejo de la luz añorada, el amor y la vida, entre la
miseria de la realidad (música memorística).
En
fin, una obra aparentemente lineal pero con una fuerza tremenda, una
personalidad nunca vista y la genialidad de uno de los más grandes compositores
de la historia.
Puntuación:
10
Antonio Miranda. Junio 2019
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