8,5 sobre 10
JURASSIC PARK (1993).
JOHN WILLIAMS.
La intención
plasmada en una composición para cine no queda mejor ejemplificada que en el
caso que nos ocupa: la sinceridad comercial más absoluta al servicio de una
imagen con el único objetivo del entretenimiento y el asombro. Más allá del
gusto por tal matiz cinéfilo, vayamos al lado artístico que nos confiere, como
es la partitura de uno de los mayores genios del arte de la actualidad.
Nos
encontramos ante una obra lejana dentro de las más logradas por el artista, no
obstante de enorme calidad y con un punto central que aglutina toda la obra: el
tema principal. Pocas veces, en la historia del cine, se habrá conseguido un
efecto en el espectador tan alto como el pretendido aquí. Cómo Williams alcanza
el clímax artístico al poco de comenzar la aventura, y convierte el momento en
inolvidable, es imposible de superar. La intención de la dupla
Spielberg-Williams inicia la andadura de la historia con una única fijación: el
instante en que los dinosaurios, ya presentes en el parque, son vistos por los
científicos desde un coche. La secuencia es grandiosa, artísticamente
hermosísima y una muestra del poder que el compositor americano ejerce en todas
sus obras. No existe otra posibilidad que él; el momento es horrible
(cinematográficamente hablando) pero tal es la potencia de la melodía que surge,
por vez primera, que nada más es atendido, ni siquiera importa. Ésta era la
intención: cuatro apuntes previos, mantenidos en el cerco de la inquietud (para
mayor contraste con la belleza que está por llegar) y el tema de la llegada a
la isla, sinfónico y fuerte, que suena justo con anterioridad al gran momento
citado (otorgando mayor mérito a lo conseguido con el tema principal). Aquí
debiéramos para el estudio, sería merecido y justo. Aún así, vayamos a lo que
el artista, alcanzada la cima, nos puede ofrecer.
La parte
inmediatamente posterior al tema principal y que concluye cerrando la primera
mitad de metraje es, sin duda, fiel reflejo del estilo del artista, una especie
de maestra narración de lo que vemos, esta vez de gran sutileza y estudio,
aplicando cambios de sensaciones con facilidad pasmosa, manteniendo pequeñas
gotas de la belleza que envuelve a los protagonistas con la inquietud que
generan las bestias. John Williams demuestra, una vez más, cómo su música, por
un lado, se aleja considerablemente de unas simples melodías comerciales que,
sin duda, son tan potentes que centran la atención de la mayoría de
espectadores y que por otro, igualmente sin poder poner objeción, resulta de
una riqueza compositiva de líneas difícilmente repetible y lejos de cualquier
escucha fácil.
Segunda parte
de argumento: Williams da un paso en sus notas y las aproxima ya, de forma
repentina, hacia la sensación de inquietante temor. Un golpe audaz coincidente
con el giro que también ofrece imagen e historia. Llegan la noche y la tormenta
al parque. El temor ya es terror.
La estructura
musical de la partitura, en esta franja de la obra, es sencilla: fragmentos
activos, silencios intensos y la trepidante postura del compositor durante los
instantes de peligro. Un estilismo logrado muy seguido en trabajos posteriores
(‘’Sleepers’’) y un uso del motivo principal en contadas ocasiones, las
tranquilas, que nos devuelve al mundo hermoso inicialmente presentado. Estamos
ante una clara oposición de dos tendencias bien diferenciadas: el terror y la
belleza. Probablemente, las dos sensaciones que los animales del parque
generarían sobre cualquiera que los viera (aquí descansa la verdadera
naturaleza de la composición para ‘’Jurassic Park’’).
La parte final
maravilla por el control del ritmo que ejerce el artista. Saliendo a escena
portando un curioso contraste de métodos (trabaja dos escenas de tensión
mantenida mediante formas contrarias, por un lado las notas activas y enérgicas
cuando los niños y el explorador atraviesan con cuidado la alambrada, a punto de ser activada de
nuevo, y por otro la secuencia en la cocina con los dos velociraptors, en
principio de mayor acción pero contenida mediante la partitura con partes
lentas), mantiene durante largos minutos toda la narración final en pantalla,
combinando desde su composición más compleja hasta los temas de melodía, todo
sin pausa ninguna. Extraordinario. Para terminar, unos créditos finales
majestuosos.
En conclusión,
gran obra del compositor americano para una película, sin duda, inferior.
Trabajo notable durante el desarrollo de la aventura y momentos conseguidos
realmente de alto nivel. Un tema principal que ya descansa entre los mejores.
ESCÚCHALA SI...: no quieres perderte uno de los temas principales más hermosos de la música de cine.
NO LA ESCUCHES SI...: pretendes que la banda sonora deambule en torno al mecionado motivo principal.
RECOMENDACIÓN END TITLES: sí.
OTRAS OBRAS DEL AUTOR: ''Sleepers'', ''Jaws''.
PUNTUACIÓN: 8,5
Antonio Miranda . Marzo 2015.
No hay comentarios:
Publicar un comentario