9 sobre 10
EL SEÑOR DE LOS ANILLOS: LAS DOS
TORRES (2002).
HOWARD SHORE.
Una
amalgama ligeramente caótica nos presenta el inicio de ‘’Las dos torres’’.
Varios de los temas ya compuestos para la primera entrega surgen repentinos,
mezclados y valientes entre otros nuevos. Es la lógica de un filme absoluta
continuación del anterior y que no necesita de preámbulos ni referencias. Shore
surge poderoso, esta vez desde el comienzo, y su intención es fijar la atención
del espectador en la historia (con un par de referencias a temas melódicos de
la primera entrega, fáciles de identificar) y continuar afianzando la
monstruosidad del mundo malhechor usando, al inicio, el tema y ambiente de los
orcos del ejército del mago Saruman. No obstante, se nos ‘’ataca’’ ya desde el
primer minuto prácticamente con la presencia de Gollum. Una curiosa relación
entre varios conceptos podemos percibir aquí: el pequeño personaje aúna dos
personalidades extremas (dulzura y violencia), tal como lo hace la partitura
completa para la saga de ‘’El señor de los anillos’’. Curiosa simbiosis entre
música y personaje que, precisamente, va a ser, de aquí en adelante, elemento
primordial de la aventura. Y es más, como ya mencionábamos en el artículo sobre
‘’La comunidad del anillo’’, además de la vertiente romántica y la violenta de
la música, ésta contiene un pequeño e inteligente motivo de enlace entre ellas
que se va presentando en pequeños momentos y que representa una atmósfera
intrigante, especuladora y misteriosa y no menos reseñable. Aquí, en ‘’Las dos
torres’’, se nos muestra de la mano de Gollum, una figura (la única en la
historia) que aglutina en sí la totalidad de la orientación musical: dulzura y
furor y, describiendo sus presencias a partir de ahora, la intriga, el enigma…
Gran detalle.
Nos
encontramos de lleno inmersos en el primer tercio de metraje. Éste adquiere una
calidad mayor que en la primera entrega mientras que la partitura, equilibrada,
se mantiene en el esplendor que rebosó durante el segundo y tercero de los
tercios de ‘’La comunidad del anillo’. Se abren ahora varias líneas
argumentales, tantas como posibilidades trabaja el compositor con una habilidad
sin igual. Pero llegamos al segundo punto clave, siempre musicalmente hablando,
de este prometedor inicio: la aparición de Gandalf. El mago y la bestia Gollum
acaparan, a juicio de quien esto escribe, la estructura musical del primer
tercio completo, alrededor de los cuales se mueve el resto de temas. Es curioso
pero, astutamente, Shore plantea el centro de gravedad de su partitura en torno
a las notas del tercer apartado, el menos presente en la primera entrega y el
más importante en el inicio de la segunda: el misterio. Mediante esta forma de
organizar su trabajo se va planteando la fuerza e importancia de la inquietud
que presentan las situaciones, los desenlaces, las aventuras. Un apartado
secundario que ha adquirido ahora el poder de ser cúspide y tener a sus lindes
los temas bélicos y melódicos y que es el reflejo, precisamente, de los dos
personajes que manejan este primer tercio mencionado.
Llegamos
a Rohan, reino de vital importancia en adelante. La variedad musical que Shore
nos presenta aquí es increíble y, aún así, la unidad de la composición
permanece intacta, aspecto de los más a tener en cuenta en el estudio de la
banda sonora de la trilogía. Sin embargo, no es Rohan quien nos ofrece tal
riqueza de estilos y melodías, sino Gandalf. Ya he apuntado la trascendencia
del personaje en este tramo de historia y es que el gran mago, sin duda, es el
portador de la parte más rica de partitura hasta el momento. Incluso el nuevo
tema que surge de la aparición del reino de Rohan, que muchos atribuyen a tal
región, no es sino uno de los que el anciano porta consigo, como si de su
bastón saliera multitud de registros que fuera adjudicando por su magia a cada
paso, reino o personaje que encuentra. Magnífica asociación personaje-música.
La
mitad de la obra y también del segundo tercio marca el inicio de la partitura
más contundente, no sin antes dejarnos una exquisita secuencia (que se
proyectará igualmente minutos más tarde con la protagonista femenina de los
elfos y su padre) : el recuerdo, por parte de Aragorn, de sus últimas vivencias
junto a Arwen. Una pieza musical de extraordinario nivel romántico (como la
mencionada posterior), de una evocación fantástica y que por su fuerza y
calidad parte el metraje radicalmente en dos. De entre tantos detalles,
inventivas y acontecimientos, nos encontramos ante el de mayor fuerza sin lugar
a dudas. Un instante, y el que está por venir, que encumbran a la partitura del
compositor canadiense a niveles desorbitados.
Como digo, la composición inicia su ascenso final. Lo hace con una
batalla magnífica en la que los silencios, atronadores sonidos que rompen el
alma del espectador, son de un cuidado estudiado que compositor y director
emplean magistralmente en la secuencia. Únicamente de cinco segundos, durante
dos momentos, suficiente para dejar asombrado a cualquier estudioso de la
música de cine. Como dijo el genial artista: ‘’era un silencio que parecía
sonoro’’.
A
partir de este instante, último tercio del metraje coincidente con la llegada
del grupo de Rohan al Abismo de Helm, el nivel de narración que Shore aplica a
la música es extremo y de una calidad ya máxima. Así permanecerá hasta el
final, descifrando cualquier detalle con unas melodías grandiosas y siempre
usando, como durante toda la trilogía, los sonidos clásicos de la orquesta.
La batalla
final en el Abismo ejemplifica la grandiosidad de la composición. Hemos llegado
al clímax de la misma, como de la historia. Ahora las distintas líneas
narrativas se unen con fuerza girando alrededor de la poderosa presencia de la
narración musical de la batalla. Un pequeño detalle, fundamental en todo el
metraje y dador de la estructura de las secuencias de acción: el ritmo aplicado
por Shore nunca se excede y mantiene formas de ritmos a medio tiempo, jamás
acudiendo a facilidades aceleradas. Es la clave para aumentar la presencia
demoníaca de los orcos y la violencia, siempre pesada y nunca desbordada, de
las secuencias de lucha.
Gollum ha
desaparecido de la historia. ¿Qué ha pasado? ¿Cuál ha sido su función entonces,
o la causa de tal circunstancia, siendo elemento primordial como hemos dicho?
Tenemos las respuestas en el final de la cinta, de exquisita y metódica
delicadeza perversa; es un final de obra tan estudiado, musicalmente hablando,
que su aparición parece sorprender. La bestia, recordemos lo dicho, aglutina en
sí el sentido puro de la parte misteriosa y enigmática de las notas, tan
importante en esta segunda parte de la trilogía. En el último tercio, este
ámbito musical ha desaparecido casi en su totalidad. No es mera casualidad; el
final, tan sentencioso y firme, nos mantiene en la incógnita de toda la
historia, y eso que hemos ya pasado dos de los tres rodajes. La narración que
Shore practica al tiempo que Gollum muestra ese típico monólogo o diálogo entre
sus dos caras es, sencillamente, embriagador. No usa nada más que las cuerdas y
termina con el tema compuesto para la bestia en forma de canción vocal. No hay
lugar, en este final, para referencias a batallas o romances. Eso ya pasó, es
historia de la aventura y el presente, la sustancia que permanece, es la conspiración
y el misterio.
En conclusión,
una segunda partitura para la trilogía en la que se nos plantean las
narraciones ya hechas y con un cuerpo sólido. Nuevos temas que, otra vez, no
rompen la unidad. Una composición mucho más oscura y seria que la primera, con
unos temas románticos majestuosos, otros de acción que mantienen el nivel de la
antecesora y una base y cuerpo fundamental que representan los temas pausados
llevados al mundo de lo oculto y desconocido. Gran obra para la música en el
cine.
ESCÚCHALA SI...: te gustó la primera entrega y piensas que no puede superarse.
NO LA ESCUCHES SI...: como dije en la primera entrega, no eres un seguidor del mundo Tolkien.
LLEGARÁ A SER UN CLÁSICO: quizá la más desconocida y menos valorada de las tres películas pero, sin duda, debería ser la primera de todas. Lo es considerada como un todo junto a las otras dos composiciones.
OTRAS OBRAS RECOMENDADAS DEL AUTOR: ''El aviador'', ''Promesas del este''.
PUNTUACIÓN: 9
Antonio
Miranda. Noviembre 2014.
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