8 sobre 10
Me soprendió el comentario de alguien tildando a Desplat de aburrido; pensé, entonces, si esa persona no sería el ejemplo de la comodidad auditiva.
Obra grande, extremadamente cuidada, en la que la composición de cámara abunda prácticamente en toda ella; una pieza exquisita y de detalles compositivos; un vals en toda regla que marca el contrapunto de drama y comedia burlesca; una danza macabra cuyos detalles habría firmado, sin duda, el mismísimo Saint- Saëns o incluso pequeñas referencias al famoso ''Bolero'' de Ravel.
(Trailer oficial con la música compuesta por Desplat para la película)
Desplat, admirablemente, entremezcla ternura con malicia (que no maldad) musical; toques exóticos y tradicionales con los ritmos más propios y una pieza, formada por el atronador poder del piano, que podría, personalmente, incluir dentro de los temas más auténticos y descriptivos que he oído jamás y que podríamos colocar, tal vez cayendo en una grave falta de criterio (pero para tentar a quien no haya escuchado esta música), en ambientes herrmanianos. No obstante, aquel que se lanzase a calificar mi osadía como tal recibiría, por mi parte, el siguiente argumento: nada más lejos está Desplat de ser incapaz de dotar a este fragmento de absoluta personalidad e identidad, y ya no como música en sí, sino como música desplatiana en todas sus facetas. El piano, descendiendo tal como si fuera una lenta agonía, una pausada repetición del sufrir, extasía a cualquier oyente de tal forma que nadie percibe la simplicidad mítica con la que este artista engendra la maestría. Escúchalo, no pierdas esta elegante y atractiva oportunidad de sentir el hipnotismo desplatiano.
El compositor francés nos hechiza constantemente, el uso del pizzicato, aderezado firme pero sutilmente con harpas y toques de bajo, arreglado todo aquí y allá por matices que van contestando y replicando y adornando conversaciones musicales, es toda una delicia, y nada de forma exagerada, rápida o estrambótica, todo lo contrario, la sutileza con la que el músico francés nos deleita es tan grande que su audición fuera del filme dota a la composición de una absoluta independencia que, en ningún momento, decae en forma y sentido.
ESCÚCHALA SI...: sigues los pasos de Desplat y admiras el trabajo cuidado.
NO LA ESCUCHES SI...: consideras al compositor como un artista aburrido y eres amigo del oído vago.
LLEGARÁ A SER UN CLÁSICO: contituye un ligero giro en la obra del compositor y parte del score resulta magistral. Una obra menor de Desplat que, personalmente, encumbraría a la zona alta de sus trabajos.
OTRAS OBRAS RECOMENDADAS DEL AUTOR: Philomena.
PUNTUACIÓN: 8
Antonio Miranda. Febrero 2014.
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