PALE RIDER (1985)
LENNIE NIEHAUS
Obra menor dentro de las
colaboraciones entre Eastwood y el compositor, en apariencia; no obstante,
trabajo extremadamente serio con un notable resultado fruto del buen hacer,
siempre justo en el instante necesario. Esta es su principal baza, la presencia
estudiada de las notas y en todo momento como descripción de la escena. La
dirección de la historia no pretende otra cosa; de lo contrario, la partitura
sería un rotundo fracaso.
Niehaus se deja llevar y aparta
totalmente la implicación de su música con la historia más profunda de este
western. Lealtad, valor, amor, trascendencia…: ninguno de estos sustantivos,
adheridos con fuerza a ‘El Jinete Pálido’, son transmitidos por el compositor
de forma clara. Su fuerza interior queda relegada a dos momentos muy puntuales,
la declaración tiernísima de la niña al predicador y los créditos finales del
filme. Estos dos instantes son de una fuerza importante y anclan al resto de la
audición de manera firme: salvan la partitura al convertirse en los nudos de
significado de una estructura peculiar.
No es nada fácil escapar al
desastre en una forma de colocar la intención de la música de cine como lo hace
el director en la presente. Su sello pronto irá fabricando un estilo propio
como compositor que Niehaus le fue ofreciendo. De esta manera, ambos juguetean
al despiste y consiguen describir la escena de manera cauta y apuntar algo en
esos dos momentos mencionados: la ternura melódica es embriagadora y el inicio
de los créditos finales, tras el duro combate en el pueblo, medidamente
atronador. Se trata de la lectura escuchada de una obra con un claro epílogo
que deja al descubierto el sentido real de la aventura. Atractivísimo.
En definitiva, obra aparentemente
débil pero que juega un papel de importancia a la hora de entender la historia
de manera nada trivial y sí arriesgada. Recomendable.
Puntuación: 8
Antonio Miranda. Diciembre 2018
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