9 sobre 10
INTERSTELLAR (2014).
HANS ZIMMER.
Entre paisajes
gélidos y lugares yermos, la mente humana deambula nerviosa alrededor del
concepto de la Idea como algo abstracto, desconocido y superior que, incluso,
podría llegar a ser simplemente un amasijo de problemas y turbaciones que
terminaran por plantearse lo ignorado y los límites del pensamiento. En este
campo de la concepción de ‘’Interstellar’’ aparece con fuerza, y casi como
único linde que toca, la partitura de Hans Zimmer. Resulta conmovedora, dramática
y al mismo tiempo diría que hasta fríamente estudiada. Su orientación es
estrictamente descriptiva; Zimmer y Nolan declinan contar prácticamente nada
del filme y sí, paralelamente a la acción y argumento, dibujar, como exquisitos
pintores, los perfiles sinuosos y trascendentes de la filosofía de la
existencia.
El compositor
alemán opta por el lado sublime de la música y elige el órgano como símbolo
absoluto de lo que pretende dar a conocer. He leído a este respecto y en muchos
sitios de crítica de cine la unión y el ‘’homenaje’’ que Zimmer aplica en su
trabajo para con la anterior ‘’2001: una odisea en el espacio’’. Nada más
lejos. Bien conocido por los amantes de la cultura musical resulta el empleo de
este instrumento en situaciones y referencias religiosas que, antiguamente,
resultaban las bases de cualquier pensamiento más allá de la materia y que, hoy
en día e igualmente en la película que tratamos, y gracias al cuestionamiento
de la existencia de Dios, se han ido ampliando a cualquier tipo de pensamiento
o filosofía. De esto se trata y el órgano lo refleja. Es más, Zimmer aplica su
uso a lo largo del extenso metraje en situaciones clave, bien repartidas y
equilibradas para dotar a toda la historia y dar cuenta al espectador (sin que
decaiga esta cuestión trascendental citada) de una globalidad metafísica
continua: en la escena inicial ya podemos escucharlo; el paso secuencial de los
primeros sucesos terrenales al ámbito espacial también es descrito mediante la
presencia protagonista del instrumento. La niña, transcurridos los años, envía
el primer mensaje a su padre y por último, cargada de una fuerte simbología
vital, la escena del acoplamiento del módulo de los dos astronautas con la nave
Endurance. Secuencias bien repartidas y magistralmente protagonizadas por el
sonido divino del órgano (que también asoma en muchos otros momentos, menos
cruciales y complemento de las bases melódicas).
Los
innumerables y bien merecidos seguidores de este genial artista moderno
percibirán en el trabajo para ‘’Interstellar’’ ciertos matices que rememoran
estructuras de varios scores anteriores.
Lo percibimos en los sutiles y estupendos fragmentos que apoyan los
diálogos o los acontecimientos enlazados. Zimmer nunca sobrepasa el límite de
la elegancia. Más allá de estos pequeños parecidos, el artista consigue crear
uno de los trabajos más personales y fuertes de sus últimos años.
Afortunadamente no ha acudido a cancerígenas colaboraciones con otros artistas
y el esfuerzo intelectual que la película suponía lo ha conseguido trasladar él
solo a unas notas, como digo, de lo mejor que ha hecho en mucho tiempo. Uso limitado y sutil de sonidos electrónicos
y un empleo de las cuerdas orientado hacia lo clásico y que en momentos ejercen
un poder luminoso que, junto al órgano, completan la idea del Más Allá que
plantea la película, cualquiera que sea su orientación. Y no lo olvidemos, el uso del minimalismo
como nunca presente en la obra del compositor alemán. Una gran y agradable
sorpresa que demuestra su versatilidad.
Concluyendo,
nos encontramos ante una de las composiciones más serias y, sin duda con el
paso del tiempo, que más se valorarán del maestro que revolucionó el cine de
acción. Lejos de su conocido y repetido estilo, disfrutaremos de una filosofía
musical que deleitará el oído de cualquier amante de la buena música y dará a
conocer cómo se puede crear una maravillosa partitura para cine sin narrar nada
de lo que ocurre en pantalla. La evocación mental de los análisis y
conclusiones dependen mucho de ella. La perturbada cuantización del espacio
existencial que provoca el escrutinio cuidadoso de la trama, apoyada en los
instantes delicados y místicos de la música, hará que veamos esta película de
forma muy distinta a lo predecible. Sin ninguna duda, la partitura para ‘’Interstellar’’
ha supuesto la citada cuantización absoluta de la música clásica hacia la
música cuántica. Disfrútala y piensa.
ESCÚCHALA SI...: eres un fanático de los trabajos de alto nivel en el cine y si, igualmente, sigues siendo seguidor de las auténticas obras de arte del compositor alemán.
NO LA ESCUCHES SI...: esperas encontrar un trabajo épico, grandioso en sonidos y sinfonismo y de una tipología al ya conocido sonido Zimmer.
LLEGARÁ A SER UN CLÁSICO: con seguridad lo es aunque, de momento, únicamente dentro del mundo artístico del autor.
OTRAS OBRAS RECOMENDADAS DEL AUTOR: ''La fuerza de uno'', ''La roca''.
PUNTUACIÓN: 9
Antonio Miranda. Diciembre 2014.
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