8 sobre 10
Templanza y una madurez excesiva para la conclusión de la saga, en esta última entrega. Demasiada pausa y ausencia de ímpetu compositivo.
John Williams cierra su propia historia musical empujado por la historia, tal vez pobremente concluida, hacia un ámbito de ritmos medios que sólo él compone de forma magistral pero que
le coloca delante un muro el cual, si no hubiera existido, tal vez le habría dado la facilidad de sellar una épica composición que ya, no obstante, se encuentra al nivel de otras históricas de la música clásica.
Los tiempos de esta última entrega de la tercera trilogía de Star Wars, como he comentado, se mantienen en un carácter medio con escasos minutos de acción, en la cual Williams demuestra su inmensa diferencia
con el resto de compositores, y ofrece al artista una paleta de posibilidades mínima; pese a todo, Williams compone una obra pausada, con ligeros fragmentos nuevos, pequeñas reseñas a los temas de esta nueva trilogía y alguna a las pasadas.
con el resto de compositores, y ofrece al artista una paleta de posibilidades mínima; pese a todo, Williams compone una obra pausada, con ligeros fragmentos nuevos, pequeñas reseñas a los temas de esta nueva trilogía y alguna a las pasadas.
Hemos de pensar que crear una música para momentos mayoritariamente lejanos a la acción es realmente complicado. Esta obra, aparentemente media para el autor, sería inalcanzable para el noventa por ciento de los músicos actuales y quizá igualada por el nueve. ¿Superada por el uno por ciento?
El artista se desquita con los créditos finales y pareciere querer mostrar su protesta ante la humana imposibilidad, pese a su divina semblanza artística, de saltar directores y productores sin su permiso. Seguramente, no hay duda, al haberlo hecho siempre ha querido mostrar mesura en su última intervención.
Antonio Miranda Morales.
Diciembre 2019
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