8 sobre 10.
HELLRAISER (1987).
CHRISTOPHER YOUNG.
Película de
culto, escasísimo presupuesto (a tener muy en cuenta) y un clásico del cine de
terror, la música de Hellraiser guarda un trabajo de notabilísima calidad.
Combinación de orquesta clásica con elementos sintetizados y de melodías
oscuras, bien apoyadas en las cuerdas de los violines, con efectos sonoros
brillantemente combinados. Bebe ligeramente de composiciones anteriores
(Charles Berstein, Maurice Jarre, el primer James Horner o Jerry Goldsmith)
pero sirve, sin duda, de fuente para otras maestras posteriores e incluso muy
lejanas al género (sonoridades de ‘’La delgada línea roja’’, claros ambientes
de ‘’El silencio de los corderos’’ o, incluso, ‘’el Drácula’’ de Kilar).
Los títulos de
crédito iniciales suelen ser una pista fundamental para la comprensión del alma
musical de las películas. Aquí ocurre; Young muestra el lado romántico de la
violencia, de la locura de la mente humana, del sadomasoquismo, y es capaz de
prolongarlo, para aceptarlo como tal, más allá de la comprensión. No es fácil
completar un concepto de tal naturaleza, tan redondo, y usando como base la
sección aguda de las cuerdas de la orquesta, que va a ser el apoyo clave de la
partitura, cuando suelen ser los registros graves los más usados y que más
eficacia siempre han mostrado en los filmes de terror. Como digo, el resumen y
entendimiento de la filosofía de la banda sonora de ‘’Hellraiser’’ se
alcanzaría, únicamente, escuchando la parte melódica, aún teniendo bastante
presencia el ámbito electrónico y experimental.
Nos
encontramos ante una obra cuya importancia mayor reside en el concepto de lo
que se transmite más que en la forma de hacerlo, la cual se encuentra
respaldada por buenos momentos musicales de descripción a la imagen. Es al adquirir
la orquesta tintes más enérgicos y poéticos cuando la historia sube un peldaño
de nivel artístico y nos atrapa absolutamente. Así ocurre en la asombrosa
escena del vals de Young: Frank Cotton toma forma ‘’humana’’. La transformación
es narrada, que no descrita, por el compositor de forma exitosa mediante un
vals apoteósico, convertido ya en un tema memorable entre los amantes a la
música de cine; el uso de este recurso clásico impulsa a la partitura, aún más
si cabe, a alcanzar un último escalón de calidad. La poesía sangrienta,
visceral y mortífera ha llegado. Es, en mi opinión, la secuencia básica e
imprescindible de la obra y estudiándola con detenimiento percibimos, más que
nunca, el concepto idealista y metafísico del trabajo, del argumento y de la
historia: un amasijo de carne y vísceras es capaz de sentirse acariciado por la
melodía de una partitura absoluta. La pieza en cuestión no volverá a aparecer
en sí misma durante la historia (un par de breves apuntes a su melodía, si
cabe). Detalle importante y, a primera vista, llamativo. No es habitual incluir
fragmentos o temas cuya situación en el conjunto resulte aislada. No obstante,
en ‘’Hellraiser’’ esta novedad tiene una pretensión drástica: el vals es la
apoteosis del sentido del delirio, el tema eje sobre el cual gira toda la
partitura; resulta ser el corazón de la música, el órgano vital cuya función no
la tiene ningún otro y que organiza el significado del resto. Young otorga a su
vals el peso sobre el cual equilibrar el resto de la música, bombeando lirismo,
como si de sangre se tratase, por toda la composición a través del resto de
temas que crea.
‘’Hellraiser’’
crece, como obra global, poco a poco. Es llamativo: la partitura no. Ésta opta
por una estructura piramidal equilibrada durante el transcurrir del filme,
mantenida alrededor del vals anteriormente citado, que es el ápice de la
pirámide musical y que queda magníficamente escoltado por los temas de los
créditos, tanto iniciales como finales, reflejando la importancia del sentido
lírico y sentimental de esta cruda barbarie.
Concluyendo,
la composición del músico americano para ‘’Hellraiser’’ goza de una calidad muy
alta. Nunca habremos de escucharla atendiendo al sentido literal de sus notas;
la obra, sin duda, carece de literalidad y se adhiere como nunca al carácter
filosófico de temas tan delicados como la violencia, el sadomasoquismo o el
mismo romanticismo. Gran obra.
ESCÚCHALA SI...: quieres adentrarte en el mundo metafísico de las ideas extremas y asociarlas artísticamente a una noción positiva a través de la música.
NO LA ESCUCHES SI...: pretendes encontrar una partitura de terror al uso.
LLEGARÁ A SER UN CLÁSICO: sí. Lo es dentro de la música para filmes de terror, al igual que su compositor.
OTRAS OBRAS RECOMENDADAS DEL AUTOR: ''Pesadilla en Elm Street 2'', ''La mosca 2''.
PUNTUACIÓN: 8.
Antonio Miranda. Mayo 2014.
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